«Educación para la Ciudadanía debilita a la familia cristiana»,

«Educación para la Ciudadanía debilita a la familia cristiana», afirma Cañizares
El cardenal pide, ante un abarrotado auditorio del Ateneo Jovellanos, que la asignatura sea optativa

Asistentes a la conferencia del cardenal Cañizares en el salón de actos del Ateneo. angel gonzalez

J. MORÁN Educación para la Ciudadanía fue ayer calificada por el cardenal Antonio Cañizares como asignatura que «debilita a la familia» por la «ideología de género» que contiene y por estar inspirada en un «laicismo radical». Cañizares pidió su supresión y que el Estado desista de ser «formador moral». También alabó el auto de Tribunal Superior de Justicia de Asturias (TSJA) que ha suspendido su obligatoriedad. El cardenal arzobispo de Toledo y primado de España realizó estas declaraciones en la rueda de prensa previa a su conferencia en el Ateneo Jovellanos, que congregó a numeroso público. Cañizares excluyó «salir a la calle» contra esta asignatura, aunque es «un medio legítimo, pero no solucionaría el problema». El cardenal dijo preferir «vías jurídicas y de diálogo», y rechazó cualquier alusión a la concentración madrileña por la familia cristiana del pasado 30 de diciembre: «Aquí de eso no hablamos». No obstante, señaló Cañizares que «una materia donde se inculca la ideología de género no solamente debilita a la familia cristiana, que ciertamente lo hace, sino que desfigura la verdad del hombre». El cardenal explicó a renglón seguido que «la ideología de género dice que la sexualidad no responde al hecho físico, corporal, sino a la elección que uno hace del género que quiera, y del ejercicio de la sexualidad que quiera, conforme al género elegido». Por ello, agregó, «el hombre es reducido a libertad, a decisión; no hay nada en la corporeidad que por sí mismo esté expresando un lenguaje, una gramática de lo que es el hombre. Eso al final destruye al hombre, lo convierte en pura decisión». En una perspectiva más amplia Cañizares criticó que esta asignatura se sitúe «dentro de todo un proyecto relativista y laicista sobre el hombre y la sociedad, con una concepción en la que no hay nada bueno o malo por sí mismo, sino según lo que decida el hombre». Además, «es una visión del hombre en la que Dios no cuenta ni puede contar, e inspirada en un laicismo radical». Ante el conflicto «la única solución es que el Gobierno derogue «los reales decretos que desarrollan la asignatura», y que se promulguen otros en los que «se respete el derecho de los padres a elegir la formación moral de sus hijos, y el derecho de los centros a su carácter propio, y el de los profesores a la libertad de cátedra». Cañizares subrayó que se trata de que «el Estado no se convierta en formador moral y de que se garantice el derecho a la libertad de conciencia y religiosa». Agregó que «un 80 por ciento de los padres españoles elige para su hijos la asignatura de religión». Respecto al papel de los católicos en esta polémica, indicó que es «una cuestión de derechos humanos fundamentales, y la Iglesia, por servicio al hombre, tiene que velar para que no se transgredan derechos humanos fundamentales». También evitó enfoques políticos: «Esto no es una reivindicación, es que lo dice la Constitución española, y no entramos en la batalla política, en lo que digan el PP u otras agrupaciones políticas». Al comparar la polémica asignatura con la de Religión, Cañizares señaló que «Educación para la Ciudadanía se impone a todos, de ahí que haya padres que acudieron a la objeción de conciencia, mientras que la Religión no es imposición de la Iglesia, sino que se ofrece libremente». De ahí que el cardenal admitiera ayer que Educación para la Ciudadanía pudiera ser materia opcional, «como una posibilidad para quienes la quieran». En este sentido indicó que «el 80 por ciento de los contenidos conflictivos de Educación para la Ciudadanía se imparte en la enseñanza religiosa y moral católica», y el Gobierno «debe dejar que la formación religiosa y moral católica aborde esas cuestiones de identidad, afectividad y relaciones con los otros». Sobre los contenidos de la asignatura también señaló que «en el resto del Europa no hay ninguna nación que haya hecho lo que España, que ha entrado en la formación moral, y de la afectividad y de la identidad personal», sino que en otros países se circunscriben a «sus constituciones, a principios de participación, a las instituciones del Estado o a urbanidad». Antonio Cañizares se refirió también en la rueda de prensa al auto del TSJA que suspende la obligatoriedad de asistir a clase de Educación para la Ciudadanía. El auto «dice que hay apariencia de que se lesionan derechos fundamentales y eso conlleva la suspensión cautelar de esa materia para los que objetan». El arzobispo calificó este hecho de «un paso adelante, y un paso muy importante para dilucidar lo que esta materia comporta y las posibles transgresiones jurídicas».

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